jueves, 23 de abril de 2009

"El mejor de los mundos posibles actualizaría cada posibilidad genuina, y el mejor de los mundos posibles contendrá todas las posibilidades”


"El mejor de los mundos posibles actualizaría cada posibilidad genuina, y el mejor de los mundos posibles contendrá todas las posibilidades”

Para Leibniz, este es el mejor de los mundos posibles, sin entender "mejor" de un modo moralmente bueno, sino matemáticamente bueno, ya que Dios, de las infinitas posibilidades de mundos, ha encontrado la más estable entre variedad y homogeneidad. Es el mundo matemática y físicamente más perfecto, ya que las combinaciones (sean moralmente buenas o malas, no importa) son las mejores posibles. Leibniz reescribe al final de este libro una fábula que viene a simbolizar esto mismo: la perfección matemática de este mundo real frente a todos los posibles, que siempre se encuentran en la imperfección y descompensación de hetereogeneidad y homogeneidad, siendo el infierno el máximo homogéneo (los pecados se repiten eternamente) y el paraíso el máximo heterogéneo. (Toda su justificación de Dios se basa en su capacidad ordenadora, no moralmente sino matemáticamente.)
Gottfried Leibniz (Leipzig, 1 de julio de 1646 - Hannover, 14 de noviembre de 1716)
Por si no le quieres creer:
Leibniz escribió principalmente en tres idiomas:
latín escolástico ( 40%), francés ( 35%)
y alemán (menos de 25%).

Independientemente de Newton,
Descubrió el cálculo infinitesimal,
descubrió el sistema binario.

La filosofía analítica contemporánea continúa
recurriendo a ideas diversas de Leibniz acerca de
la identidad, la individuación, los mundos posibles.
Y la monadología.

La Teodicea y el optimismo
La afirmación de que "vivimos en el mejor de los mundos posibles" le atrajo burlas, más notablemente de Voltaire, quien lo caricaturizó en su novela cómica Candide, al introducir un personaje el Dr. Pangloss (una parodia de Leibniz) que la repite como un mantra. De ahí proviene el adjetivo "panglosiano", para describir a alguien tan ingenuo como para creer que nuestro mundo es el mejor de los mundos posibles. El matemático Paul de Bois-Reymond escribió, en sus Pensamientos de Leibniz sobre la ciencia moderna, que Leibniz pensaba en Dios como un matemático.
"Como se sabe, la teoría de máximos y mínimos de las funciones está en deuda con él por el progreso, gracias al descubrimiento del método de las tangentes. Pues bien, concibe a Dios en la creación del mundo como un matemático resolviendo un problema de mínimos, o más bien, en nuestra fraseología moderna, un problema en el cálculo de las variaciones — siendo la cuestión determinar, entre un número infinito de mundos posibles, aquél en el cual se minimiza la suma del mal necesario".
Una defensa cautelosa del optimismo de Leibniz recurriría a ciertos principios científicos que emergieron en los dos siglos desde su muerte y que están ahora establecidos: el principio de la menor acción, la conservación de la masa y la conservación de la energía.
El trabajo en la historia de las ideas de los siglos XVII y XVIII ha revelado con mayor claridad la "Revolución intelectual" que precedió a la más conocida Revolución Industrial y comercial de los siglos XVIII y XIX.
Sin embargo, sigue siendo notable el que sus métodos y preocupaciones anticipan con frecuencia la lógica y la filosofía analítica y lingüística del siglo XX.
Solamente hasta 1895, cuando Bodemann completó su catálogo de los manuscritos y la correspondencia de Liebniz, se esclareció la enorme extensión de su Nachlass: aproximadamente 15,000 cartas a más de 1000 destinatarios, además de 40,000 items adicionales, sin contar que muchas de dichas cartas tienen la extensión de un ensayo. Gran parte de su vasta correspondencia, en particular las cartas fechadas después de 1685, permanecen sin publicar, y mucho de lo que se ha publicado lo ha sido apenas en décadas recientes.
La catalogación de la totalidad de los Nachlass de Leibniz se inició en 1901. Dos guerras mundiales (con el holocausto judío de por medio, incluyendo a un empleado del proyecto y otras consecuencias personales) y décadas de división alemana (dos Estados divididos por una cortina de hierro, que separaron a los académicos y dispersaron también partes de su legado literario) obstaculizaron grandemente el ambicioso proyecto de edición que debe tratar con el empleo de siete idiomas en cerca de 200,000 páginas de material impreso. En 1985 fue reorganizado e incluido en un programa conjunto de academias federales y estatales alemanas. Desde entonces las ramas en Potsdam, Münster, Hannover y Berlín han publicado en conjunto 25 volúmenes de la edición crítica (hasta 2006), con un promedio de 870 páginas por volumen (comparado con los 19 vólumenes desde 1923), más la preparación de índices y la labor de concordancia.
Y por si un día llegaramos a sentirnos agobiados, consideremos lo que escribe: 1695, carta a Vincent Placcius en Gerhardt...

"No puedo terminar de decirles lo extraordinariamente distraído y disperso que soy. Estoy intentando hallar varias cosas en estos archivos; busco papeles antiguos y voy detrás de documentos sin publicar. Con esto espero arrojar alguna luz sobre la historia de la Casa de Brunswick. Recibo y respondo una inmensa cantidad de cartas. Al mismo tiempo tengo tantos resultados matemáticos, pensamientos filosóficos, y otras innovaciones literarias que no se debe permitir que se desvanezcan, que a menudo no sé por dónde comenzar"

"Con cada hora perdida, perece una parte de la vida."

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